lunes, julio 16, 2007

Noche de inspiraborrachera

Desde unos ojos azules que me propinaron una patada en el más profundo de mis cojones. No pude soportar otra mirada desde otra mujer similar. Era recordar su olor, su perfume y su camisa amarilla que no puedo pensar en otra cosa que no sea su ser, su estar, su sentir.

Fue entonces cuando descubrí algo más que el sexo, la pasión, desde entonces que no puedo parar de rememorar sus risas, sus sonrisas, sus mejillas sonrojadas, su dulzura.

En la noche clara de un verano asfixiante no puedo más que recordar tu aliento, no puedo más que sentirte dentro, no puedo más que imaginarte dentro de mi ser, de mi espíritu. Entonces los relojes sonaron desde los más altos campanares para poder dedicar mi amor al cielo, a cualquier dios, me dije:”que cojones:; es mirarla, es sentirla, es olerla y no me quiero pajear.”

Deseo sentarme con ella, emborracharme con ella, sentir con ella, hablar con ella y cuando las dos miradas se cruzan en una dulce noche de verano explotar nuestras miradas como si se tratase de un perfecto castillo de fuegos artificiales en cualquier playa del levante.

En cualquier noche de verano; en cualquier sitio de entre tu melena negra.

Y descubrí la sencillez en tu gesto, en tu clara espontaneidad, en tus ojos azul primates que a sobreactuar me obligan, a saber y no conocer más que lo que tus labios sabios de alegría opresora, a tus palabras quietas de soberbia que me rodean.

Ya sabes, soñé con tu pelo, con los largos hilos de negrura expresa ke me alegran y me rodean en fases superiores a lo que nadie vio.

Rodeé mis ojos inertes con la expresión de saber que reparte tu firma, tus ojos y tu mente, tus labios y tus piernas. Piernas que solas andan, que soplan al viento mientras éste se ronea en su sino.

Y con equivocación o no, supuse roto tu corazón, no sin razón, sinó con mi imaginación. Tumbé a tu mente con un verso deprimente.’ Te necesito!’- te dije. Y tu me dijiste: ‘Anda y vístete’. No sentí humillación superior a la que me diste, desnudo y enamorado me dejaste con los pies mojados de espanto y luz cegadora. Por eso ahora rompo en silencio las palabras que hiciste tuyas habiendo salido de mi boca. Razón por la cual ahora, y en desconsuelo mi alma llora.

Y en esta oscuridad del sexo, cuando me vestía con una de mis mejores galas no pude más que decirte, te he dado todo lo que tengo, todo lo que ofrezco. Tú me mírastes meláncolica, lacónica, desde aquella cama arrugada y ansiada me penetrastes, me asesinastes. No pude dejar de pensar en ti, en tus ojos azules, en tu coño rasurado, e imaginarme que en nuestra propia oscuridad nos amábamos, por que no, nos queríamos. Entonces imaginé tu feliz rostro hablándome de un futuro, hablándome de un mínimo común múltiple, entonces huí. Corrí por las calles desiertas de las desiertas calles, de las oscuras ahora calles sin tu presencia. Penetrarte analmente y con mi pequeña pollita llegar hasta tu corazón, hasta tus propios sentimientos, para acabar mirandote a tus ojos azules y decir:”TE quiero”.

En la soledad de la grande ciudad pisoteaba fuertemente el duro cemento que me separaba de tu alma, de tus pezones, de tu mirada, de tus labios. Y pensar que algún día follé con ellos, y que algún día nos miramos a los ojos entonces comprendimos que el sexo era más que follarnos; nos mirábamos y tan sólo con eso nos corríamos en nuestros sofás mientras la televisión gritaba noticias horribles, noticias sin sentido en un mundo que para nosotros, por nosotros y gracias a ti, tenía algo más de sentido mirándote a tus infinitos y largos ojos azules, tú mirabas unos ojos borrachos miel.

Tu seguías sin creernos, te reías, pero los dos estábamos enamorados de tu sonrisa, de tu mirada, hasta de tu cuerpo. Una noche de sinceridad alcoholizada tus labios hablaron por ti, te acercástes, casi te me susurrastes al oído, sin vosotros mi vida no tiene sentido. Sois los dos la mente y el sexo, el cuerpo quién dais sentido a mi humilde vida antes de llegar a este pueblo, antes de llegar a mi vida.

Hacía mucho tiempo que no miraba a los ojos para follar. Hacía mucho tiempo que no acudía a una mirada para poder correrme. En una etapa de nuestra edad madura, dejemos atrás nuestros resentimientos, nos mostramos desnudos ante el espejo de la sinceridad y follamos inexpertos delante de la inocencia; luego nos abrazamos fuertemente, tanto como si que nos separásemos el mundo entraría en el segundo big bang, tanto como si no existese otro mundo sin rozarte, otro mundo sin sentirte.

Entonces fue cuando tuve ganas de ti, ganas de deleitarme con cada poro de tú pìel, sin amarte, sólo en una silla explicándome tu día, tu trabajo, luego nos follaremos pero, por encima del esperma, sangre o lágrimas quedará algo que algunos llaman amor, otros atracción y yo humildemente llamo reconocimiento ante una diosa.

Algunos saldrán huyendo, otros aullando, otros cantando, otros borrachos. De entre todos esos yo saldré enamorado, inocente como nunca antes, como nunca siempre. Sus ojos azules me siguen adentrando en su universo, en sus sentimientos. Cuando crees que una mujer te gusta, piensas en apuntar y llegar hasta su corazón para estar dentro y con tus diminutos dedos de duende intentar hacer correr a esa dama de melena negra, de tímida mirada.

Y una vez que las babas y las corridas lleguen hasta las sábanas horrendas y morbosas de la cama, seguir mirándola, seguir amándola sin desear otro porro, tan sólo deseando otra mirada picara, la misma que líneas antes, la misma que frases antes, la misma que hombres antes. Y volver a besarnos, a lamernos como cachorros en la camada, como febrero en invierno.

----------

Esto fue escrito alguna noche durante una borrachera por Verioso y H_R.
Resulta extraordinario que algo tenga sentido.