lunes, octubre 24, 2005

De repente...

Aparecí por la puerta, todo estaba oscuro, no era capaz de distinguir en el piso nada más que alguna que otra sombra; desdibujadas sombras de ceniza en las paredes y el techo, sombras que apreciaba en pensamientos como algo vago y sin profundidad. Transparencias en la oscuridad con más vida que la verdad que esconden; sombras, por un momento, renacidas ante la atenta mirada de un alcohólico en fase de euforia.

De repente.... vi a la quietud fugarse de lo estático, una sombra en movimiento, algo que te llama en susurros, que te marca el camino a base de ligeros movimientos silenciosos, que aparecen pintados, con la delicadeza de una caricia, en cualquier pared fisgona.

Entré, aún a oscuras, a la habitación, al fondo del pasillo. Parecía más espaciosa de lo que cabía esperar, sin embargo era mucho más acogedora que cualquier otra parte del piso. Pintaba, también en tonos mugrientos, las paredes, la presencia de sombras, quietas y tristes….sombras que no hablan por no molestar. Una saltaba, se movía…me llamaba.

De repente… respondí.

Cercana a mí, una voz delicada y dulce….un ángel pronunciaba palabras bellas de amor. Entendía pues que me deseaba. Por un momento creí encontrar algo más que un cuerpo. Retrocedí dos pasos tambaleándome, con una mano en la sien, como encañonándome yo mismo, la otra rebuscaba en mi bragueta…de alguna forma, creí necesario darme placer a escondidas, ante aquella oscura situación, ante aquella bonita voz perecedera.

De repente…se encendió la luz.

Ante mí, una maravilla. Mujer desnuda de bronceada tez, labios carnosos a punto para complacer, senos perversos, curvas sexys…piernas abiertas. Ya tenia la poya fuera, dura y marcando vena, a punto de explotar. Explotó. Me sentí mal una vez eyaculado, ella seguía tumbada en la cama, retorciéndose entre las sabanas, ardiente, gimiendo... gozando.

De repente…entró él.

Se deshizo ávidamente de su ropa, se lanzó sobre ella, la beso desesperadamente; por un momento creí que jugaban a ahogarse mutuamente, no separaban sus bocas, se devoraban.

Una mano empezó a descender por el cuerpo de ella, apartando de su seno izquierdo parte de la sábana que se le había enredado en el torso. Sus manos, acabando el recorrido corporal, llegaron hasta el coñito de ella. Dulce coñito acariciado suavemente, frotado con delicadeza….

Seguía estando borracho, muy borracho, la cabeza me daba vueltas y más vueltas. Seguía presenciando la escena de sexo, y el rabo me volvió a palpitar.

De repente... Volvía estar cachondo, y volvió a levantárseme la poya. Volvía estar dura como una barra de hierro, dura como estaba también la poya de él.

Inicié un toqueteo, me palpaba, me daba palmaditas, mientras él…….él se la estaba follando! Aquel chochito tan dulce, ahora parecía la boca de un túnel preparada para albergar al mayor de los expresos descarrilados. Deseaba rozar aquella piel, lamer de arriba abajo aquel cuerpo, meterla en aquel túnel, beber de su boca.

Me entró una crisis de ansiedad. Borracho, semidesnudo y erecto arremetí con lo que encontré a mí alrededor. Destrocé cualquier mueble, jarrón, silla; cualquiera de aquellas sombras que, en ausencia luz, me hicieron sentir bien.

Ellos seguían a lo suyo, como si no estuviera. Grité, me tire al suelo, golpeé mi cabeza repetidas veces contra las losas. Nada, no llamaba su atención, para ellos no existía.

Tumbado boca abajo en el suelo, escuchaba sus gemidos. Levanté débilmente la vista. Ahí seguían a lo suyo, desbocados. Yo volví a eyacular.

Cambiaron de postura. Él volvía a tener el rabo morcillón, se le fue la erección. Ella empezó a chupar, intentando levantarle otra vez el miembro. De la boca le rebosaba babilla blanquinosa y espesa.

Tras mi segunda eyaculación, quedé dormido en el suelo. Él estaba tumbado en la cama….ella entre sus piernas, de rodillas.

De repente…me empecé a marear.

Note como de los abismos de mi mente despertaba con fuerza arrolladora un torrente de materia vital, buscando salida. El sueño iba aligerando, perdía profundidad, pronto aquel torrente me despertaría. Convulsioné, retozaba de dolor…fuera pesadillas, fuera!!

De repente…el torrente vio la luz.

Una fuerte arcada me sobrevino, me despertó. A la arcada, les siguieron otras hasta que sin poder remediarlo, levanté el cuerpo de la cama quedando sentado en el colchón, y comenzaron a salir chorros de alcohol mezclado con papillitas de cualquier alimento que hubiera ingerido.

Aún con los ojos medio cerrados y con un dolor de cabeza punzante en auge, pude verla a ella. Estaba entre mis piernas acariciándome el rabo y llorando. Lloraba bañada en vomito, lloraba humillada.

No había rastro de nadie más en la habitación, todo estaba en su sitio, y en el suelo no estaba yo.

Él acabó su faena vomitando.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Veri me ha gustado mucho de verdad, un sueño bastante turbio y subidito de tono pero...m'ancantao!
un besillo, pekeñin

11:49 p. m.  
Blogger Hombre_Ratón said...

Me ha gustado Verioso, pero es que tu ya sabes que estos temitas me encantan, lo del vomito, genial! xDD

Sigue volviendolas locas!

11:08 p. m.  

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