miércoles, marzo 29, 2006

Señor Agente

Volvía una mañana más. Al introducir la pesada llave en la cerradura del portal, los escuché otra vez.
Eran mi vecina y su décimo séptimo macho alfa. Tan pequeña como puta y tan tetona como zorra.

Abrí el portal avancé con la cabeza gacha hasta llegar al rincón dónde se magreaban. Desde la oscuridad noté sus marrones ojos hincándose en mis cojones y sus tiernos labios besándome el cuello.
Los miré, ella clavada en la pared aguantaba satisfecha las fuertes envestidas de su compañero sexual, él con los pantalones en las rodillas hincaba su polla contra la, ahora, dura tela de las bragas.
Me resigné mientras me empalmaba, rebusqué un cigarro en mi chaqueta. Comencé a subir las escaleras y a escuchar los ahogados gemidos de ella. Gemía enganchada a su hombre, rozándole los labios en sus orejas y sus suspiros penetraban en las orejas del muchacho. Supuse que ahora la polla del chaval había encontrado el buen camino y subía la empinada cuesta hasta las mismísimas tetas.

Y al mismo tiempo que él la follaba yo subía las escaleras hasta mi solitario apartamento. Entré, dejé el chaquetón encima de cualquier silla y mientras rebuscaba algo de cena, abrí una cerveza fría. Me senté en la mesa.

¡CLINGGG!

Mi cocinero eléctrico tenía preparada mi triste cena, pollo recalentado. Un pollo recalentado menos, otra noche menos.
Me dispuse a cenar en mi desordenado salón, tan desordenada como mi cabeza. Siempre he dicho que antes de ordenar mi apartamento debo ordenar primero mi atormentada cabeza. Parece una gran excusa filosófica; pero sólo es ingenio de vago.

Encendí la televisión. Unos capullos me intentaban vender unos cuchillos magníficos sólo porqué cortan: madera, tomates, patatas, hierro... El maestro cuchillero era un cheef de pacotilla detrás de un bigote y estaba acompañado de una rubia, con un gran escote y unas buenas tetas, no puedo decir nada más sobre ella.
En ocasiones estos anuncios te acaban convenciendo; lo sé y por eso cambié de canal; en busca de la emisora local, dónde chicas se restriegan el móvil por sus tetas, mientras mueven sus labios y cierran los ojos de forma espasmódica intentado recrear un orgasmo inexistente.
Chupan la antena del aparato, rodean con sus largas y rojas lenguas su tanga, se pasan sus mojados dedos por los duros pezones, rozan su lengua contra la lengua de otra chica. Después un número de teléfono.

Acabé abriendo una pequeña raja en el pollo recalentado. Mis dedos separaban ambos lados de la rajita, mientras yo introducía mi lengua y mi baba en aquel chocho recalentado. Fue fácil imaginarme que ese coño rapado y hormonado era el mismo que el de la rubia que salía en la televisión estirada en el suelo. En mi vida había chupado cosas mucho peores.

Bueno ahora ya estaba calentita, el pollo estaba deseando la penetración. Busqué una de mis películas porno preferidas, me escupí en mi polla, me masturbé mirando a una negra tetona esperando el momento justo. La escena en la que un trabajador del porno penetra brutalmente a una trabajadora. La negra comenzó a gemir, yo dejé el pollo sobre la mesa, volví a escupirme en la polla y…

TOC – TOC; TOC - TOC

¡Mierda! La puerta.


Era la vecina, estaba guapa, cómo lo estamos todos después de un buen polvo en el rellano del portal. "Pasa". Noté como su mirada se desvió hacía la televisión, dónde una morena en tanga blanco, daba vueltas alrededor de una barra. Sonrió.

-Es que es la única forma de poder ver a mi prima ¿A qué es guapa?- No creyó aquella estúpida salida.
-A ti lo que te pasa es que eres un guarrillo- Volvió a sonreír.-
-Buuuuenoo… pero mi prima y yo nos llevamos de puta madre. Siéntate, siéntate.

Ella se dejó caer sobre el sofá. La breve falda me dejaba ver de forma amable su nalga derecha. Y colocó sus dos manitas sobre su falda.
“Disimuladamente” me metí la mano en el bolsillo y me coloqué bien la parte más dura de mi cuerpo. Aquella tía me ponía bruto con tan solo mirarla.
-¿Quieres algo de beber?- Pregunté.-
-¿Tú que vas a beber?
-Yo me voy a poner un wiskie con...
-Yo quiero otro, sólo, con dos hielos.- Y su mirada se desvió hasta mi paquete.-
-¡Vale!- “La hija de puta sabe que estoy empalmado."

Me senté en el sofá, ella se acercó y bebió, mientras bebía no dejaba de mirarme a los ojos fijamente. Rió, su risa sincera e inocente vivía envuelta en unos carnosos labios ya despintados después de la follada en el rellano. Yo siempre de una manera torpe intentaba juguetear con ella, lo único que conseguía era una erección más dura.

Me levanté del sofá para poner otro copazo, cuándo ella me agarró de la cintura fuertemente, recostó su cabeza en mi muslo, alzó la vista y empezó a morderse sus labios mientras desabrochaba el pantalón, luego bajo el calzoncillo, la sujetó con sus pequeñas manos. La masturbó, le miró fijamente la punta, acarició mis huevos yo acabé con la copa y ella empezó a chupar. Sus cejas se encorvaron, su nariz se arrugó.
- ¿Pollo?- Pregunté.
- Si creo que si...
- ¿Te gusta? Es que estaba cocinando en calzoncillos y…- ¿Colará?
- Mmmmmm

En seguida supuse que le gustaba el pollo y la polla.

Empezó la lucha sexual. Aquella noche tenía una dura rival. Yo tenía una dura polla.

La estiré en el sofá, la abrí y ante mi apareció la droga del sexo. Se lo trabajé, lo acaricié, lo lamí, le regañé. Sus piernas empezaron a temblar y su barriguita aparecía y desaparecía, fue el momento, mi boca abarcó todo su coño; ella me agarró por la cabeza y un largo gemido saltó de su boquita y me sonrió. Se levantó rápidamente y me echo sobre una silla. Continuó cenando pollo.

Y cuándo ella removía todo su cuerpo encima de mi polla; el pollo recocinado cayó desde algún lugar sobre la cabeza de la vecina. Asustada, con el aceite corriéndole desde la frente, chilló y saltó de la cama hasta el vano de la puerta.

-¿¿¿¡¡¡¡QUÉ COJONES HA SIDO ESO???!!!! ES UN PUTO TROZO DE POLLO. ¿¿QUÉ OSTIAS TE PASA CON LOS POLLOS?? ¡¡ESTÁS LOCO HIJO DE PUTA, JODIDAMENTE LOCO!!!

Recogió su tanga, su sujetador y desapareció.

Yo restaba allí encima de la cama, con la polla medio erecta y notaba cómo el pollo se acercaba más y más. Tiré el pollo a la basura.


Cuándo abrí la puerta esta tarde vi un par de pollos tirados en el rellano y una gran pintura:

ESTE ENFERMO SE FOLLA A POLLOS. HIJO DE PUTA

Eso fue lo que pasó Señor Agente. ¿Puedo denunciar? Mire aquí están los dos pollos.

domingo, marzo 26, 2006

Por mi cumpleaños (22)

No se que decir porque quiero decir lo que siento, y que sentir tiene veracidad cuando lo que siento no se puede explicar. Por vosotros, los que habéis venido, los que habéis estado por mí, los que en mi día, sin que yo lo sepa, lo sabíais. Por vosotros.

Laguna, Manfred, Plaza, Máximo, Emilio, Sancho, Rubén, Òscar (no traigas polis), incluso al Feria, a todo CASTELLARNAU.

Pido paz y amor para aquellos que sumando este día, han compartido mis vivencias locas….A LA PETANKA.

Ellos, que aunque solos andan, andamos juntos.

Todos mis pasos son huellas de una locura vivida, las voces, mis sentimientos. Mis flores sin pétalos. Yo, pétalo de la flor de nuestra amistad por mí.

Mi poesía por el resto…los desconocidos.

Mi amor para aquellos que lo buscan, mis sentimientos son vuestros, sois míos, soy VOSOTROS. Sin mí sois otros… soy vuestro.

Un abrazo a la nostalgia, nuestro aliento recibe sentimiento. Ingenio mío es. Me hago vuestro, pues míos sois. PETANKA, os quiero y mas en este día.

Rubén, Manolo, Edu, Núria, Miriam, Mónica, mi primo y sangre, Jaime, Juanito y hermano Esteban, que no está, pero el también me ha felicitado.

Angi, el Jordi ausente, ese Aleix y Carlos que sin su presencia los siento. A todos ellos un abrazo, una FLOR ya escrita, un sufrimiento vivido con ganas.

Hoy, con 22, rompo el corazón en frases con luz, pero también sucias de oscuridad.

OS LO DEBO.

¿De quien me olvido? ¿Del Gigi, de su novia Cristina, del Juanjo?

NOOOOOOOOOOOOOO!

Os reservo estas últimas líneas para agradeceros a vosotros más de lo que soy capaz de escribir.

A ti, H_R, por hacerme escribir cualquier cosa, sabiendo que quieres que escriba.

A ese hermano, que a diferencia de mi no tiene padre…a ese padre escrito que buscas tener con palabras, que al menos a mí me halaga. Por ti, Juanjo, por tus frases, por ser tu también soy yo….SOMOS!!! los dos basura. El contenedor debería estar feliz de que merecernos. TE QUIERO HERMANO.

A los que dejo para el final, no os olvido, os reservo.

Sois vosotros los que en este día habéis apostado por mí. Tu (Cris) sin saber siquiera de mí (Con respeto del David…te quiero y no te olvidaré!!).

A ti, Gigi, que bajo la amistad has ocultado un regalo imposible de olvidar. Tu bar (el suyo, de ella. Cris.)

Os recuerdo por siempre, aunque el siempre se acabe hoy. POR SIEMPRE, VOSOTROS, TÚ, LOS DOS….BAR CANCÚN.

Solo quedáis YO: vosotros. Soy todo lo que queréis de mí.

<>PD: Gracias al Oriol y al Manu, que aunque no los conociera, los he conocido y son colegas por igual. Mañana también lo seréis, y espero que para siempre.

lunes, marzo 13, 2006

Una tarde más

Me resultó difícil reconocerlo aunque llegaba tarde como siempre.

Vestido con un traje gris, una camisa azul y una corbata roja no parecía el mismo Hombre_Ratón que yo conocía. Aunque me resultó más atractivo.

Al acercarse a la mesa, dejó el maletín en suelo y me dio dos besos, fue entonces cuando volví a reencontrarme con él gracias a su colonia.

Se disculpó por llegar tarde y por acudir vestido de esa manera.

Resultó que acababa de salir del trabajo; jamás me imaginé que se dedicase a eso.

Soltó alguna broma sobre su trabajo y su traje. Reí, de nuevo me reencontré en aquellas mesas de otros bares pintadas de vasos vacíos, el cenicero rebosante de colillas y conversaciones golpeando sobre la mesa.

Siempre acaba siendo así; nos encontramos a la tarde y nos desenganchamos en la madrugada con el Sol rebotando en cualquier pared contento por volver a ser el protagonista de un nuevo amanecer.

Se deshizo de la roja corbata, se desabrochó el botón que casi le ahorcaba y pidió bourbon. Mientras tanto, se interesó por mí. Tiene el detalle de acordarse de aquello sobre lo que hablamos y me preocupaba la última vez que nos vimos.

Y yo me sentía estúpida explicándole todas aquellas cuestiones pringadas de memez; aunque con él es fácil. Fue entonces cuando caí en la cuenta que yo no sabía nada sobre él, pero tampoco lo necesitaba. Estaba a gusto con él y parecía que ninguno de los dos esperábamos nada más de aquellos encuentros.

Le conté que mi ex-novio seguía acosándome y encontró un plan: “Mira, tú lo llamas un día y le propones que vaya hasta tu casa; peeero yo estaré allí contigo. Abres la puerta, lo acompañas al comedor y encima de la mesa estaré desnudo golpeando un tambor con mi polla.” Se disparó de la silla y empezó a mover las caderas mientras gritaba: “TAANN TAAAANNN TAAANNNN”

Discutimos un buen rato sobre la efectividad de aquel maravilloso plan. Sería mejor encontrar otra solución.

Dejamos seco al camarero y llegamos a un nuevo bar en el que subiendo las escaleras se accede a una sala desaliñada, obscura, con colchones y sillones desparramados sin orden alguno. Lo mejor, allí se podía fumar.

Saqué un cigarro y mientras buscaba mi piedra por el bolso encontré el cuaderno. Eran aquellos folios manchados con tinta en forma de letras lo que nos unía. Pero ya casi no me acordaba.

Hombre_Ratón subió con una botella, hielo, las copas y algo para comer. Explicó algo sobre el dueño del garito y unas drogas, yo quemaba el hachís. “¿Sabes? Si hay alguna imagen que recuerdo de ti es ésta. La de la llama del mechero brillando sobre tus ojos. Ésta me la debería apuntar...”

Nunca he sabido cómo tomarme aquellas cosas, creo que para él soy una pizarra en la que apunta aquellas frases que algún día dejará escritas en cualquier sitio. Así que, guardo silencio a la vez que el tierno calor recorre mis mejillas y hace que me sonroje.

La tarde pasaba de forma eterna, es decir, teníamos la sensación que el tiempo no pasaba aunque a la vez sabíamos que las agujas del reloj brincaban borrachas hacía adelante.

Y así, como las agujas nos fuimos a atacar el último bar de la noche.

En esa ocasión elegí yo el lugar. Conocía al dueño del local y eso nos aseguraba la trastienda para nosotros.

Yo me senté en la silla y Hombre_Ratón encima de un barril. “¿alguien de la raza humana podría ser capaz de dilatarse tanto, ya sea analmente o vaginalmente, como para meterse este puto barril por el culo? Si es que sí, avísame rápido porqué estoy empezando a sentir un cosquilleo por el culo. Y no me gustaría ser El Elegido por la raza humana para desempeñar la difícil empresa de meterme esto por el mismismo culo.”

Me reí tanto que la silla se partió. Al mismo tiempo que intentaba volver a respirar con normalidad y trataba de secarme las lágrimas; el ataque de risa se apoderó de mí de nuevo. Ahora él estaba con una pata de la silla metida entre las piernas, llorando por qué; “una silla muy extraña se me está metiendo por el culo poco a poco y ya sólo queda esta pata!!”

Conque le ayudé a sacarse el trozo de madera sin poder dejar de reír. “Al final, voy a ser El Elegido…” Acabamos en el suelo, cerca de una estantería llena de latas.

No lo soporté más clavé mi mirada en sus borrachos ojos. Su torso se infló de aire y soltó una bocanada de aire. Sonreí y nos besamos. Un tierno y carnoso besito. Su lengua se introdujo en mi húmeda boca y recorrió cada punto de la mía, la sacó de mi boca y comenzó a besarme y a mordisquearme el labio inferior primero, luego el superior. Su baboso músculo dibujó un camino hacía mi cuello dónde se recreó.

Entonces paró, se separó de mí: “no se que he hecho, discúlpame. No debería haberlo hecho.”

Fui incapaz de decirle que me moriría si me volviese a besar de aquella manera y que me gustaría morirme allí mismo, con sus besos.

Él recordó lo que nos unía, mi libro, aunque a mi me importaba una mierda. Era sólo mi excusa para volver a pasar tiempo junto a él.

Rescaté el cuaderno de mi bolso, se lo dejé sobre la mesita y comenzó a leer.

Como siempre, un lápiz unía su boca y su mano derecha, el semblante serio y concentrado, los cabellos del flequillo precipitándose casi al suelo y moviendo las cejas en algún momento. Me encanta.

La trastienda estaba silenciosa, el ruido se transformó en hielo chocando contra el vidrio acolchado por algo de wiskie. Yo fumaba mi porro observándolo, estudiándolo.

Acabó de leer y después de repasar las anotaciones que había realizado, me dio su opinión, sus consejos, frases nuevas, más ideas… Yo no dejaba de mirarle sus labios.

No quiero ser su escritora, quiero ser su amante.

No me acercaré a ti

Sé que eres fácil. Te he estado mirando desde que entraste, hará cosa de media hora.

Sois siete y todas solas, aunque juraría que 4 de vosotras tienen novio. ¿Por qué? No hay respuesta. Si la tuviera no estaría pensando, simplemente afirmaría.

A lo que iba, tú no eres una de las que tienes novio, es más, te sientes sola y desdichada, aunque parece que eres la que más sonríes.

Buscas con la mirada perdida por toda la discoteca, ¿a quién esperas si se puede saber?, claramente ya estás con quien has venido.

Eso es evidente, seguís siendo siete, y cuatro de vosotras se lo están pasando realmente bien, no se les ve que ansíen nada. En cambio tú, intentas dejar que el ritmo te lleve, desinhibirte, pero en verdad esperas el roce del ‘alguien’ que quieres que aparezca, en ésta, tu nueva cita a ciegas con la suerte.

Has vuelto a mirar el reloj, se que sabes la hora de sobras, pero lo vuelves a mirar, luego te enciendes un cigarro, llevas cosa de 7 o 8 en media hora. Aprovechas para volver a otear toda la discoteca… ¿dónde estará?

Estoy aquí, pero sé que me dirás que no. No me acercaré a ti.

No me harás ningún caso, por la sencilla razón de que no soy lo que estas buscando. He bebido demasiado, lo reconozco, y aunque en una discoteca es algo normal ir bastante doblado, sé que me muestro vulgar y sin ningún tipo de credibilidad. Otro punto, mi silueta es tan perfectamente caótica y desagradable, que es imposible que alguien espere verme. Sería auto engañarse negarlo, por esa misma razón no me acercaré a ti.

Yo también me he fumado 7 cigarros en media hora, lo mío también es ansia. Estoy rodeado de colegas, pero realmente sé que hoy he salido de fiesta con la intención de encontrarme con la suerte. Pero la muy puta folla con todos y para mi nunca tiene tiempo. Para ti, tampoco…ya sabes.

¿Realmente soy tan desagradable como me creo? Sé que no, pero me gustaría serlo, no solo fingir que lo soy. El mundo necesita patadas como yo para que gente como TÚ pueda imaginar que ‘no’ es lo que buscáis en la vida. Toda una ayuda por mi parte. Agradécemelo ignorándome, serás más feliz.

Mira mi cara, mi aspecto, mi dejadez, mis pocas ganas de mostrarme firme, mírame fijamente. Seguirás viendo lo que no quieres, y me alegro porque con tu rechazo también me ayudas a ver que no te quiero cerca, que tampoco me sirves.

Vamos bien, estamos igualados…..seguimos solos y sin querernos.

De todas formas, te voy a poner a prueba, voy a asegurarme que estoy en lo cierto. Voy a darme una lección de comportamiento.

Me he acercado a ti y te he rozado. Has levantado la mirada rápidamente, esperabas ver a tu suerte delante de ti. Pero solo soy yo (mala suerte chica). Vuelves a perder la mirada por la multitud de la discoteca.

Me sobro con este hecho para corroborar mis pensamientos.

Ahora ya sabes que no es lo que quieres, y me has respondido como esperaba, me acabas de alegrar. ¿Te has sentido capaz alguna vez de alegrar a alguien con el desprecio? ¿A qué no? Pues lo acabas de hacer, doy fe de ello, te lo agradezco.

Voy a la barra y me hago que me sirvan otro cubata, luego al volver con los colegas te vuelvo a rozar. Has vuelto a hacer lo mismo. Me has mirado y has vuelto a mirar al vacío. Diría que me has visto vacío, o has encontrado el vacío mirándome. No se, eso sería difícil de afirmar.

En verdad creo que siquiera me has visto, diría que me has confundido con el vacío del que no sales, i bien mirado, es lógico, porque no soy NADA.

domingo, marzo 05, 2006

Existencias

“Antes era un borracho de mesa, es decir, prefería estar sentado en un tablero acogido por un cenicero, arropado por unos paquetes de tabaco y acurrucado por mis bebidas.

La otra opción es la de borracho de barra.
Una opción demasiada pretenciosa debido a mi poca experiencia como ser viviente y más importante aún como borracho.

Así que estaba bebiendo en una mesa y escuchando las historias que contaban los borrachos superiores del bar.

Y es que en la barra de un bar; la vida y sus temas se escurren como la espuma de la cerveza en el surtidor.
Unos son expertos en fútbol, otros en toros, básquet; incluso puedes encontrar algún entendido en algún deporte minoritario.

En cambio, todos entienden de política y mujeres. A veces acaban con alguna que otra pelea alcoholizada y regada de sangre en camisetas, manos, pantalones y cara.
Aunque en la mayoría de casos el final se dibuja con un brindis entre los dos tertulianos y una frase final: “TODOS son unos hijos de puta” o “si es que TODAS son iguales”, respectivamente.

Creo que todos vosotros deberíais prestar atención a la voz reflexiva, cansada, babosa y labial de los borrachos.
Nosotros somos diferentes. Al igual que un yonkie o un niño sabemos como escapar de la puta realidad buscando un estado anímico reconfortante.
Los primeros necesitaran un chute, una pastilla, polvo. Los segundos, una caja de cartón, un muñeco de colores chirriantes, unos lápices de colores.
Los protagonistas de esto tan sólo: alcohol, alcohol y alcohol.

Pero todos sienten que después de ese instante de felicidad viene la bochornosa resaca de ésta.

Puesto que, a partir de ese momento tan sólo somos capaces de recordar aquel momento y volver a sentir aquella maravillosa sensación; pero ya no es felicidad, es sólo memoria.

Los borrachos vivimos esa resaca físicamente y psíquicamente, de manera angustiosa y diamantina. Implorando que nuestro hígado vuelva a inundarse con litros de felicidad instantánea, otro día más. Podríamos entender que somos filtros de felicidad humanos.

Lo peor es que sabemos que estamos siendo vigilados.

Ella siempre sigue allí a nuestras espaldas como una gigantesca montaña agazapada; esperando el momento más jodido para chillarte con su gran boca a tú roja cara: “¡¡ SOY LA VIDA Y NO ME HE OLVIDADO DE Ti !!

La vida, ese tiempo que pasa entre cuándo te sacan mojado, sucio y atado a tu madre y cuándo te meten frío, acartonado y patéticamente maquillado en una caja para acabar atado a gusanos.

Durante este período esa puta cara, bonita, de largas piernas, firmes tetas, culo duro y profundo coño te echa encima años y te pega ostias, ostias y palizas a veces durísimas. Y suele ser después de alguna buena tunda cuando el alcohol cicatriza cálidamente las heridas en alma y cuerpo por primera vez. Con que te sientas enfrente de un vaso lleno y vacías su interior en tu apaleado cuerpo.

No creo que así estemos escapando de la vida, ya dije que ella siempre está, es más bien intentar olvidarnos que estamos vivos; olvidarse que ella anda contigo.

Si piensas en olvidar que estás vivo todo te importa una soberana mierda, tu mujer, tu novia, tus hijos, tus padres, tus amigos, tu cuerpo, tu trabajo, tu dinero. Porqué tu ya no te acuerdas que estas vivo.


Entonces una mañana te despiertas con el Sol abofeteándote la cara en una cama asquerosa. Te incorporas en ese puto colchón e intentas acumular algo de saliva en tu pastosa boca al tiempo que te rascas los huevos primero, la cabeza después.

Recoges del suelo cualquier botella y el calor vuelve a recorrer la boca, la lengua, la garganta y se aposenta en el estómago vacío.

Y así en la triste habitación de una pensión, llena de marginales, entiendes que existes porqué existe el alcohol.

Es más; que tu existencia está totalmente supeditada a la existencia de las otras personas o cosas, si ellas no existiesen tu tampoco lo harías.”


Se cree que esto fue contado por Hombre_Ratón en la BARRA de algún bar en Ciudad_Trapo en el 2036 un día antes a que TODO dejase de existir.

miércoles, marzo 01, 2006

No se de que hablar

No se de que hablar.
Esto me suele pasar cuando me encuentro acongojado, y con un ansia de pensamiento que revolotea, a su antojo, por mi mente.
No digo que sea siempre así, a veces no saber de que hablar es paz.
Me callo, yo mismo me acabo de tranquilizar.
Pero debo seguir hablando y no se que decir.
Tengo cosas por contar, pero que contarlas seria como despreciarlas.
Un mundo inexplicable.
No soy capaz de concretar lo que expreso, pero consigo tener palabras suficientes como para no precisar nada.
A decir verdad, me sobran, por eso dicen de salir. Yo, por mi, sería mudo.
Ya se de que hablaré.
De la fantasía, tan única y propia de uno mismo, que seguiré sin hablar de nada. O quizá explique el orden de las cosas…vaya un desmadre inconcluyente.
Habiendo contado casi todo, y dándole descanso a mi bolígrafo (aquél que lo sabe todo de mí), guardo mis últimas palabras para cuando necesite volver a aclararme.